Dos ramas artísticas: la pintura y la arquitectura
Entre 1770 y 1840, el Clasicismo suplantó al arte barroco, marcando un cambio significativo en la estética y la expresión artística. Tanto la pintura como la arquitectura clásicas se distanciaron del barroco tardío, adoptando una estética más racional y consciente. La pintura clásica, inspirada principalmente en el Renacimiento italiano, se caracterizó por la representación de personajes idealizados y una búsqueda de la armonía y la proporción. Este cambio implicó una regulación más estricta del contenido, las formas y los colores en el arte y la arquitectura de la época.
Uno de los máximos exponentes del clasicismo en la arquitectura, la pintura y el diseño gráfico fue Karl Friedrich Schinkel, quien, en su cargo como Director de Construcción del Reino de Prusia, dejó una huella indeleble en el paisaje urbano del norte y este de Alemania.
Este período de clasicismo fue sucedido por un movimiento completamente opuesto: el Romanticismo. El Romanticismo rechazaba los estándares y las formas establecidas del clasicismo, dando prioridad a los sentimientos, la pasión y la expresión individual como elementos centrales de la creación artística.
