El artista español Joaquín Sorolla nació el 27 de febrero de 1863 en Valencia. Durante su formación como herrero, se descubrió su talento para el dibujo, por lo que a los 15 años comenzó a tomar clases de dibujo con el escultor Cayetano Capuz, estando influenciado por Francisco Domingo y Marqués, Ignacio Pinazo Camarlech y Emilio Sala Francés. En Madrid, en 1881, conoció las obras de Velázquez y Ribera en el Prado, cuyas pinturas luego copió.
Gracias a exitosas exposiciones, Sorolla recibió en 1885 una beca que le permitió estudiar en Roma, donde fue alumno de Francisco Pradilla y Ortiz. Ese mismo año viajó a París, donde vio obras impresionistas que posteriormente influyeron mucho en él y en su manera de pintar.
Al regresar a su tierra natal, Sorolla pintó inicialmente obras de temas históricos en el realismo, participó en varias exposiciones internacionales y recibió numerosos premios importantes y encargos bien remunerados. Con este dinero, pudo permitirse, además de su casa en Madrid, una casa de verano en Cercedilla y una casa en la playa en Valencia.
A partir del cambio de siglo, Sorolla se convirtió en uno de los pintores españoles más conocidos de su época. Sus obras fueron celebradas no solo en España, sino también en París, Berlín, Londres y Nueva York. En 1909, tuvo una gran exposición individual en la Hispanic Society of America de Nueva York, donde, por invitación de su mecenas Archer Milton Huntington, creó una serie monumental de imágenes sobre las regiones de España para el museo: las "Visiones de España", en la que trabajó durante varios años.
La pintura de Sorolla está caracterizada por una radiante luz solar, colores vibrantes y una pincelada viva y espontánea, lo que lo acerca al impresionismo francés, pero al mismo tiempo, sigue estando profundamente enraizado en la tradición española. Sus escenas de playa y de niños son especialmente famosas por su calidez emocional y el magistral juego de luces. El 10 de agosto de 1923, el artista, que padecía hemiparesia, falleció en Madrid.