Egon Schiele nació el 12 de junio de 1890 en Tulln, Baja Austria, y fue admitido en 1906 en la Academia de Bellas Artes de Viena. Sin embargo, debido a tensiones con sus profesores, abandonó la academia solo tres años después y fundó, junto a otros artistas, el Neukunstgruppe, una asociación progresista que se alejaba de la estricta pintura académica para explorar caminos artísticos radicalmente nuevos.
Schiele encontró inspiración en las obras de Van Gogh, Toulouse-Lautrec, Munch y Hodler; también su amistad con Klimt influyó en su pintura. Sin embargo, pronto se alejó del estilo decorativo del Jugendstil para desarrollar un lenguaje visual propio, brutalmente expresivo. Sus retratos y desnudos, trazados con líneas angulosas y nerviosas, mostraban la vulnerabilidad y la oscuridad de la figura humana, ganándose tanto reconocimiento como duras críticas. En 1912 fue incluso brevemente encarcelado por obras consideradas indecentes, un acontecimiento que lo afectó profundamente pero no debilitó su radicalismo artístico.
Durante la Primera Guerra Mundial, Schiele sirvió como soldado, pero continuó su actividad artística. Su estilo evolucionó: las figuras se volvieron más monumentales, los colores más intensos y las composiciones más estructuradas. Creó obras importantes como Familia o El Abrazo, mostrando un creciente interés por la intimidad y la cercanía humana. A pesar de la guerra, su fama aumentó y en 1918 fue nombrado artista principal de la exposición de la Secesión vienesa, consolidando su éxito.
Su ascenso, sin embargo, fue breve: en octubre de 1918 su esposa Edith, embarazada, murió de gripe española y dos días después Egon Schiele también sucumbió a la enfermedad.
Murió a los 28 años, dejando una obra impresionante que sigue ejerciendo una profunda influencia. Sus representaciones radicales y a menudo inquietantes del cuerpo humano han inspirado a generaciones de artistas, situándolo como uno de los principales representantes del expresionismo austríaco.