Nacido el 12 de julio de 1884 en Livorno, Amedeo Modigliani mostró desde joven una pasión por el arte moderno. En 1902 inició sus estudios en las academias de bellas artes de Florencia y Venecia, antes de instalarse en París en 1906, epicentro de la vanguardia. En Montmartre y Montparnasse se relacionó con Picasso, Kees van Dongen y Juan Gris. Sin embargo, Modigliani siempre fue un outsider, negándose a pertenecer a un movimiento. Su estilo de vida excesivocontrastaba con una pintura refinada y delicada.
Su estilo artístico nació de la influencia del cubismo, el arte africano y los retratos renacentistas. Sus retratos alargados, de ojos vacíos y colores terrosos, son hoy únicos. “Si conozco tu alma, pinto tus ojos”, decía Modigliani. Sus obras muestran introspección, sensualidad y una melancolía elegante. Utilizaba tonos oxidados y posturas extremas, creando una forma personal de belleza.
En 1917, su única exposición individual causó un gran escándalo. Sus desnudos provocadores fueron considerados indecentes y la policía clausuró la muestra. Este episodio reforzó su imagen de artista maldito. Hoy, esas obras son algunas de las más valiosas de Modigliani. También pintó retratos de escritores como Apollinaire, Cendrars y Cocteau, con un estilo formal y estilizado.
Modigliani no solo era pintor, sino también un dibujante compulsivo. Dibujaba en cafés o en la calle. Sus bocetos rápidos eran estudios o moneda de cambio por comida. A pesar de su precaria situación, mantuvo su estilo y creó un universo visual que hoy define la pintura moderna.
El 25 de enero de 1920, Modigliani murió con solo 35 años de una meningitis. Un día después, su pareja Jeanne Hébuterne se suicidó. Su obra solo fue apreciada tras su muerte. Hoy, la pintura de Modigliani es sinónimo de modernidad y sus retratos y desnudos se consideran ventanas íntimas al alma de un artista eterno.